¿Compensa ser madre?

“Ser madre compensa, y mucho” fue el lema del sorteo extraordinario de la Once del pasado 6 de mayo, Día de la Madre. Siempre desde el punto de vista humorístico, aborda una de las preguntas que todas las madres nos hacemos alguna vez a lo largo de nuestra vida (maternal). ¿Realmente ha merecido la pena? Muchos son los momentos en los que añoramos nuestra vida anterior con nuestras (muchas) horas de sueño, tiempos de descanso, planes con amigos, en definitiva, libertad. Tener un hijo es una especie de “tsunami” que pone tu vida del revés, perdiendo el control y pasando de vivir para uno mismo a vivir por y para otra persona (personita).

No es la primera vez que este tema sale a la palestra y se hacen públicas las opiniones de personas reconocidas que comparten sus experiencias con la maternidad. En los últimos años hemos asistido a una “desidealización” de la maternidad, y las mujeres nos hemos atrevido, por fin, a hacer públicos nuestros sentimientos, muchas veces contradictorios. Al fin y al cabo, somos madres… ¡pero somos humanas!

Y es que decir lo que se siente o lo que has sentido en momentos puntuales no menosprecia la maternidad. Reconocer la dureza que en ocasiones tiene esta etapa no hace más que engrandecer el amor maternal (también aplicable al paternal, naturalmente).

Samanta Villar

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Uno de los personajes públicos que se atrevió a exponer sus sentimientos públicamente y que recibió muchas críticas por ello fue la periodista Samanta Villar. Después de años de intentos fallidos y tras un tratamiento de fertilidad, por fin, quedó embarazada de mellizos. Parece que esa “suerte” no le daba el derecho a poder expresar lo que sintió los primeros meses tras dar a la luz. En su libro “Madre hay más que una” se atrevió a romper los tópicos y tabúes sobre la maternidad. En un ejercicio de honestidad y de desnudez de sentimientos, tal y como ella misma indica, su propósito era demostrar que la maternidad no es el último escalón de la felicidad de la mujer, como siempre hemos o nos han hecho creer. Según comenta Villar en una entrevista, “hay un relato único de la maternidad como un estado idílico, que no coincide con la realidad y estigmatiza a las mujeres que lo viven de manera distinta”. Asimismo, añade que “tener hijos es perder calidad de vida. Yo no soy más feliz ahora de lo que era antes”. No obstante, añade que “hay momentos que dices: son preciosos. Una cosa no quita la otra”. Para Samanta, el estado ideal es el de “tía”: es lo más cerca que estás de la maternidad, pero sin “el dolor físico del agotamiento y el hundimiento moral de decir: ¡no puedo más!”.

Las “malasmadres”

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Otro movimiento reivindicativo sobre la realidad de la maternidad es el Club de las Malas Madres. Nació como la necesidad de su creadora, Laura Baena, de “compartir su visión de la maternidad real”. ¿La clave? Como ellas mismas explican, “madres que luchan por no perder su identidad como mujer y que se ríen de sus intentos fallidos por ser madres perfectas”. Sin duda, se han convertido en el altavoz de una generación de madres orgullosas de serlo y orgullosas de sus imperfecciones.

Una de sus principales reivindicaciones es la lucha por la conciliación. No por ser madre hay que renunciar a la carrera profesional, pero tampoco hay que renunciar a ver crecer a nuestros hijos. Con el lema “Yo no renuncio” (#yonorenuncio) han llegado a conseguir 300.000 firmas en change.org/norenuncio y han creado la Asociación “Yo No Renuncio”.

Y tú, ¿qué opinas?

 

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